11/15/2020

Quiero. Puedo.

Alcanzar inmediato.

Mudo y paralizado.

Dentro del portafolio,

Atado de pies y manos.

Llorar y fingir miedo.

Ciego de pensamiento.

Quieto ahuyento el silencio.

Sórdido sonido.

De lo que ya no se escucha más.

 


8/06/2020

Del Proyecto: "Plazas"



Toda la noche con un café y un libro en la mano… justificando el miedo.
Es inútil; nadie va a apreciar lo que yo. Hay que estar sentado en varios lugares para hacer de lo mismo algo diferente.

Yo me quería bajar al rio para no morir en el intento.
Al fin y al cabo siempre nos escapamos de algo.  


Este lugar esta excelente de colores. La luz del sol entra como agua por rejilla y las sombras modelan líneas largas; figuras que son más grandes que los arboles. En las calles, que de aquí adentro se ven como puntos de fugas, las sombras modelan otra representación; figuras deformes y despelotadas por la conformación de las viviendas y de los tanques de agua sobre ellas.
Hay muchos, jóvenes aquí. Son adolecentes con termos de mates y bicicletas a colores, echados sobre el pasto, en los rincones de este lado del campo.  Algunos ríen y cada tanto despiertan escandalosos, hacen ruido y corren, se persiguen. Otros, más tranquilos, se tocan los hombros y conversan en silencio.     Hace un rato, solo un poco tiempo, se acerco una chica de no más de 15 años de edad. Estaba arriba de su bicicleta verde y sus ojos eran grandes y amarillos, algo hermosos. Le pregunto a mi novia que sentaba a mi lado, si era fotógrafa, que la estaba viendo sacando fotos por el parque; mi novia le dijo que solo era una aficionada, nada más. Yo estaba sentado a su lado; era un banco muy pequeño y tenía mi cuaderno en la mano. La chica de ojos enormes y amarillos la miraba con ternura y admiración. Estaba claro que esa chica tenía el impulso de la fotografía  y al verla a ella haciendo algo que a ella le gustaría hacer, sintió la razón de venir y conectarse. Yo estaba ante dos aficionadas.  Luego de decir nada dijo – que te salgan lindas las fotos- y se fue.

A veces me paso parte de mi tiempo pensando por que nos acercamos y nos alejamos de las personas. Que hay detrás de todo aquello. Creo que el arte funciona bien para todo eso.

Esta chica, la de los ojos amarillos, nunca me miro a mí. Yo estaba a centímetros de su vista pero nunca me miro a mí.



5/30/2020

Fresco






Mesa de madera rectangular cubierta con un mantel cuadrille. Arriba de la mesa y el mantel colgaba una pantalla de color violeta que despedía una luz débil, casi imperceptible, sobre la habitación que era el comedor.
La luz mas solida provenía de la cocina cuya puerta yacía en frente de la mesa, del lado de la punta. Pasando la puerta se veía solo la mitad de una cocina blanca con hornallas y un sartén con mango rojo amarrado en la pared. Al costado de la cocina había unas escaleras de madera tipo caracol y sin barandas, que se dirigían arriba, al primer piso.
-ya está la cena- dijo en voz alta una mujer y traslado dos platos (uno por mano) cubiertos con servilletas de tela desde la cocina hasta la mesa del comedor. Tenía puesta una remera de hombre que le llegaba casi hasta las rodillas, con las mangas recogidas. Su cabello era oscuro y tocaba el cuello de la remera.
Un hombre bajo las escaleras y se sentó, como se dice: “correctamente”, a un lado de la mesa; en el lado opuesto a ella. Llevaba una camisa marrón metida debajo de unos pantalones negros. Parecía ser un hombre serio.
Ella un poco alejada de la mesa, sentada con un pie arriba de la silla y el otro apoyado al piso, la miraba con firmeza. – ¿qué me decís?- dijo. – ¿sobre qué?- pregunto él. – sobre la comida- -es la misma de ayer, y de todos los días- -¡no es la misma de ayer!- exclamo ella entrando en enojo  y moviendo su cuerpo hacia adelante mirando el plato.- si la haces vos es la misma- respondió el fríamente. – ándate a la mierda- dijo ella y se volvió a echar hacia atrás, apoyando su espalda en curvada en el respaldo de la silla. Agarro un encendedor y un cigarrillo que estaba sobre la mesa, lo llevo a su boca y antes de prenderlo él la interrumpió diciendo. -no fumes eso acá. Si queres fumar acá, ármate uno de estos que sos frescos- y saco del bolsillo de su camisa una bolsa de tabaco. Ella le volvió a decir ándate a la mierda, pero esta vez tirándole el cigarrillo en la cara, aunque no muy fuerte. El cigarrillo reboto en la mejilla de él y volvió a caer sobre la mesa. El no dijo nada.
Ella pregunto con un tono desafiante. – ¿queres probar algo fresco?- y abrió sus piernas sin perder la postura inicial. No había nada que cubriera su piel. El levanto la vista y miro.
-¿queres probar o no?- repitió. – ¡está fresquita!-.  Con una mano se agarraba la rodilla del pie que tenia sobre la silla y con la otra se acariciaba la concha, moviendo sus dedos de arriba abajo. Empezaba a gozar. El seguía mirando, disminuyéndose de a poco su asepticismo.  -¿queres probar o no?- volvió a repetir y se levanto de la silla para ir hacia él dando vuelta a la mesa. Cuando llego se levanto la remera y se sentó en la mesa abriendo sus piernas enfrente de el. Presionaba sus rodillas hacia abajo con sus manos. – chúpame la concha. Fijate que fresca esta. Chúpame la concha, dale, chúpame, fijate.-.
El agacho su cabeza. – ahí, sí, sí.- dijo ella. Tiro su cabeza hacia atrás, empezando a mirar el techo y apoyo sus manos detrás de su espalda sobre la mesa. 
Una de ellas se apoyo sobro el cigarrillo.


5/18/2020

Reflejos



La demostración de que el día se cae y la noche se va tomando en pie: son las luces que se encienden en los cuadraditos de los edificios, que posan bien parados, detrás de las playas y de las carpas; y en esa luz azul del cartel del muelle que se reactiva reflejado en el mar celeste. Ciertos señores salen del agua. La luna se acerca y saluda a la arena. Cambia de color el mar, de celeste a azul. La playa minuto a minuto se va desagotando de gente. Más tarde seguramente se llenara de agua cuando suba la marea; borrara los nombres escritos en la arena, las pisadas y los castillos hechos por los niños y por mí. En los caminos que están en el medio, entre la arena y los edificios, ya se empiezan a ver sujetos con camperas, buzos, zapatillas, mochilas y carteras; cabellos secos, cuerpos libres de sal. La noche ya esta aquí. Los cuadraditos de los edificios están encendidos casi en su totalidad. Los señores vuelven al agua. Algunos se pasan de la calle a la arena.

4/20/2020

Robo de cadaberes - Dejar


ROBO DE CADABERES.

Una mujer pasea por el cementerio.

Cuando ve un agujero y al lado de este un monticulo de tierra se acerca y se detiene a mirar con atención el fondo de la tumba. Se ensucia un poco los pies.

Otras personas que pasean por el cementerio ven la concentración de la mujer mirando hacia un solo lado y también se acercan, por curiosidad. De esta forma la gente va atrayendo más gente. Y de repente mucha gente se aglomero alrededor mirando hacia un solo lado.

Una de las personas corre su vista a la superficie y lee la inscripción en la placa. Resulta ser que conocía a esa persona cuyo nombre estaba escrito allí. Entonces: agarra su celular y llama a la que sabía era la pareja del cadáver para contarle lo que estaba pasando.

Al poco tiempo la pareja llega al lugar y ante la situación que era muy desagradable empieza a gritar. La persona que la llamo, que también era una mujer, la quiere hacer callar diciéndole: -como no me avisaste de la muerte de José; yo me vengo a enterar de esta forma, ¡como puede ser!-.  Las dos mujeres empiezan a pelear.  Todas las personas ahora solo miran hacia ellas.  

Mientras tanto, el personal del cementerio que ya se había percatado de todo esta situación, con pala en mano empieza a cubrir con tierra el cadáver. Uno de ellos dice:

-Dale apúrense che!  Que no se enteren que  falta algo-.

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DEJAR 


Dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar  – Volví. Otra vez el idiota de acá a la vuelta con la correa y el perro; lo vi bajando las escaleras – ¿le dijiste algo? – naaa, para que; la otra vez me agarre y salió la vieja de en frente a putearme a mí porque estaba haciendo quilombo - ¿qué vieja? ¿la del loro? – si ¿te parece?; a la gente le importa más los medios que el fin;  ¡pelotudos! – Bueno… hay que equilibrar.

¿Qué tal afuera? – no hay, nadie – te cuidaste ¿no? – Obvio – bueno lávate las manos – ya sé. -  ¿Vos que hacías? – escribiendo; estoy con la obra esa que te dije. – ¿la de los arboles?- si.

¿Y por qué no lo denunciamos? – ¿a quién?- y al pibe ese, de la correa; está prohibido pasear a los perros con correas, hay una ley. – ¡déjame de joder! con la ley, no seas boludo che –  pero ¿qué te pasa loca? sos anarquista ahora. El anarquismo no existe. Y la magia tampoco.

Pero entre la magia y el anarquismo menos el anarquismo – bueno pásame el fuego queres.

                                                          
¿Qué onda la obra? –Ahí va –pero contame que onda, ¿tenes nuevas ideas? -si – ¿cuáles? –Aparte de los arboles voy hablar de la madurez –aja – de la madurez entendida como una lucha para escapar de la madurez y ser inmaduro; ser joven de vuelta – aja. 

-vos no entendes por que nunca lees nada – aja-.

Lo que yo entiendo es que con esos pensamientos vos nunca vas a ir ningún lado – ¿y donde queres que vaya yo?

Adonde? Adonde?.

¿Me trajiste las semillas que te pedí? – sí, ahí están. Casi me caigo buscando esas semillas. La señora del 13 me ayudo con un palo – cuando seamos viejos esta manzana va estar llena de arboles, sabes – y si nadie los corta si -no se pueden cortar árboles -uff, que ingenuo este pibe – ¿qué?- nada; busca una peli, ya voy – ya la puse – ¿cómo se llama?- “al final todos se querían coger a mi novia” – ¿qué? – nada. Tengo unas ganas de estar en mar del plata.  

                                       




4/03/2020

Revista Murmullos del pasado.



De fortaleza y prisión

En plena dictadura militar, se avanzó en la edificación de una cárcel. Rastros de estas iniciativas se ven reflejados en algunos de los galpones, hoy ocupados por animales de corralón. Quedan en pie partes de varias construcciones de los sanitarios por donde pasean orondos los chanchos que cría Abran Ricardo Silveira. Este policía retirado está encantado con el lugar que le encomendaron desde la jefatura local, para realizar el mantenimiento del predio.
Siendo generosa la naturaleza y el espacio sin uso, aprovecha para criar aves y porcinos, además de mantener en condiciones el amplio lugar.
La vivienda ocupada por Silveira tiene su propia historia. Porque debió reformar un calabozo y otras dependencias, además de darle colores más llamativos a las paredes para ser más habitables. Vive bien y dice no saber si hay planes para con el predio que cuida. Quizás, esa noticia, nunca llegue.


Fragmento sacado de:  https://www.elterritorio.com.ar/noticias/2013/08/27/358778-de-tabacalera-a-un-proyecto-de-carcel-ahora-es-una-chacra-vip

3/24/2020

Fanzine de bolsillos.

      "Naturaleza Exuberante" Tapa y contratapa.

Medidas. 9 cm. X 10 cm.
  
"Magia" 
Tapa y
contratapa.
Medidas. 9 cm. X 10 cm.

                         

                                                   "El Color  del dinero"
Tapa y contratapa.
Medidas 10 cm. X 10 cm.



"Luz de luna" Tapa y contratapa. Medidas. 10 cm X 10 cm










"En un dos x 3" Tapa y contratapa. Medidas. 10 cm X 10 cm.