ROBO DE CADABERES.
Una mujer pasea por el cementerio.
Cuando ve un agujero y al lado de este un monticulo de
tierra se acerca y se detiene a mirar con atención el fondo de la tumba. Se
ensucia un poco los pies.
Otras personas que pasean por el cementerio ven la
concentración de la mujer mirando hacia un solo lado y también se acercan, por
curiosidad. De esta forma la gente va atrayendo más gente. Y de repente mucha
gente se aglomero alrededor mirando hacia un solo lado.
Una de las personas corre su vista a la superficie
y lee la inscripción en la placa. Resulta ser que conocía a esa persona cuyo
nombre estaba escrito allí. Entonces: agarra su celular y llama a la que sabía
era la pareja del cadáver para contarle lo que estaba pasando.
Al poco tiempo la pareja llega al lugar y ante la
situación que era muy desagradable empieza a gritar. La persona que la llamo,
que también era una mujer, la quiere hacer callar diciéndole: -como no me
avisaste de la muerte de José; yo me vengo a enterar de esta forma, ¡como puede
ser!-. Las dos mujeres empiezan a pelear. Todas las personas ahora
solo miran hacia ellas.
Mientras tanto, el personal del cementerio que ya
se había percatado de todo esta situación, con pala en mano empieza a cubrir
con tierra el cadáver. Uno de ellos dice:
-Dale apúrense che! Que no se enteren que
falta algo-.
Dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar – Volví. Otra vez el idiota de acá a la vuelta con la correa y el perro; lo vi bajando las escaleras – ¿le dijiste algo? – naaa, para que; la otra vez me agarre y salió la vieja de en frente a putearme a mí porque estaba haciendo quilombo - ¿qué vieja? ¿la del loro? – si ¿te parece?; a la gente le importa más los medios que el fin; ¡pelotudos! – Bueno… hay que equilibrar.
¿Qué onda la obra? –Ahí va –pero contame que onda,
¿tenes nuevas ideas? -si – ¿cuáles? –Aparte de los arboles voy hablar de la
madurez –aja – de la madurez entendida como una lucha para escapar de la
madurez y ser inmaduro; ser joven de vuelta – aja.
DEJAR
Dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar dejar de pensar – Volví. Otra vez el idiota de acá a la vuelta con la correa y el perro; lo vi bajando las escaleras – ¿le dijiste algo? – naaa, para que; la otra vez me agarre y salió la vieja de en frente a putearme a mí porque estaba haciendo quilombo - ¿qué vieja? ¿la del loro? – si ¿te parece?; a la gente le importa más los medios que el fin; ¡pelotudos! – Bueno… hay que equilibrar.
¿Qué tal afuera? – no hay, nadie – te cuidaste ¿no?
– Obvio – bueno lávate las manos – ya sé. - ¿Vos que hacías? –
escribiendo; estoy con la obra esa que te dije. – ¿la de los arboles?- si.
¿Y por qué no lo denunciamos? – ¿a quién?- y al
pibe ese, de la correa; está prohibido pasear a los perros con correas, hay una
ley. – ¡déjame de joder! con la ley, no seas boludo che – pero ¿qué te
pasa loca? sos anarquista ahora. El anarquismo no existe. Y la magia tampoco.
Pero entre la magia y el anarquismo menos el
anarquismo – bueno pásame el fuego queres.
-vos no entendes por que nunca lees nada – aja-.
Lo que yo entiendo es que con esos pensamientos vos
nunca vas a ir ningún lado – ¿y donde queres que vaya yo?
Adonde? Adonde?.
¿Me trajiste las semillas que te pedí? – sí, ahí
están. Casi me caigo buscando esas semillas. La señora del 13 me ayudo con un
palo – cuando seamos viejos esta manzana va estar llena de arboles, sabes – y
si nadie los corta si -no se pueden cortar árboles -uff, que ingenuo este pibe
– ¿qué?- nada; busca una peli, ya voy – ya la puse – ¿cómo se llama?- “al final
todos se querían coger a mi novia” – ¿qué? – nada. Tengo unas ganas de estar en
mar del plata.